ACN-AYUDA A LA IGLESIA NECESITADA-MÉXICO.- (Dominik Kustra)
En la homilía durante la Eucaristía de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, Card. Stanislaw Dziwisz destacó: “También hay entre nosotros tantos jóvenes cuyos países sufren guerras y todo tipo de conflictos, donde los niños mueren de hambre y donde los cristianos son brutalmente perseguidos. Entre nosotros hay peregrinos de lugares del mundo regidos por la violencia o el terrorismo, donde los gobiernos, regidos por ideologías insanas, usurpan el control de los hombres y de las naciones”.
En las redes sociales se publicó una foto que conmovió a miles de seguidores: libaneses, sirios e israelíes sonrientes posando juntos con sus correspondientes banderas. Esta imagen demuestra que a pesar de las guerras y los conflictos internacionales, la Jornada de la Juventud Católica une a todos en nombre de Cristo y rompe con la hostilidad nacional. En otra imagen podemos ver a dos hermanos sirios, Yousef y Al Astfan, separados por la guerra (uno vive en Emiratos Árabes y otro en Alemania) que después de tres años se encuentran en Cracovia. Como resumen a estos acontecimientos nos pueden servir las palabras de David Aguilar, uno de los 70 peregrinos de Celaya: “Nuestro único objetivo aquí es buscar a Cristo, encontrar a Cristo y llevar a Cristo experimentando su misericordia”.
El sueño de participar en la JMJ se hizo realidad para unos 3.500 jóvenes gracias a la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN México). La Fundación destinó más de 600 mil dólares para facilitar la llegada a Polonia de los jóvenes de 29 países marcados por la pobreza extrema, violencia o persecución religiosa. El proyecto benefició a 113 jóvenes de Egipto, 160 de Haiti, 225 de Irak, 22 desde Siria, 30 de Kazajstán, por citar algunos ejemplos. Gracias a ACN los jóvenes de los países minoritariamente católicos pudieron experimentar la universalidad de la Iglesia, sentirse la parte de la gran familia cristiana, respirar la alegría y el entusiasmo que transmite la fe en Jesucristo y olvidarse, al menos durante unos días, de las penas y tragedias que viven el resto del año.
Ojala puedan la misma vivencia experimentar en 2019 en Panamá.